viernes, 11 de junio de 2010

De repente

Nos convertimos en actores pasivos mirones de nuestra vida. De repente el tren de la vida pasa y lo dejamos pasar, sin ceñir gesto algunos que nos remuerda la conciencia de haber mostrado impavidez mientras la vida se marchaba y marchitaba y moría como muere el día la llegar la noche.


En ese entonces decidimos ser, de repente, otra vez actores. Soñar en una vida no importa si no vives la realidad de tu vida. Tener una esperanza de vida, es infértil mientras tu esencia no se transforme, y viva, y construya y quiera, y sienta ser de repente, ese amanecer que deja la noche.

De repente miras tus manos vacías, tu mente vacía, tu corazón vacío, es un amanecer el que quieres o miles de noches que encierren lo soñado, y lo encierren fuertemente para que muera, no en el olvido ni el tiempo, sino muera de encierro, de ganas de salir, de ganas de sentir, de ganas de ser más que actores pasivos de nuestra propia vida, y esas ganas sean eso que de repente alimenta nuestra vida.

De repente, de según cómo se mire, como es de repente. Como una ruleta, como la suerte de lotería, como una simple rifa. De repente tu vida es más que eso, de repente tienes una vida, de repente ese tren está por partir, y de repente puedes subir...

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